Ciudad de México. 23 de abril de 2018 .- El doctor Eduardo Tepichín Rodríguez, investigador del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), desarrolló un modelo matemático que le permitió realizar una nueva descripción del perfil corneal del mexicano y predecir las aberraciones —ametropías— promedio. Su trabajo sienta las bases para, en un futuro, avanzar ese conocimiento hacia el desarrollo de córneas artificiales.
El proyecto propone que la asfericidad —que tanto se aleja de la forma esférica— o excentricidad —distancia de cualquier punto de la retina a su centro— para la superficie anterior de la córnea varía por regiones y logró reproducir los valores de forma continua a través de datos clínicos de pacientes nacionales.
“Este trabajo, a diferencia de las técnicas topográficas ya existentes, nos pone en condiciones de modelar exactamente cómo se ve físicamente la superficie corneal de un ojo que tiene un nivel de visión 20/20 —esto significa que el ojo puede observar a una distancia de seis metros, aproximadamente, un objeto de 8.8 milímetros de altura—”.
¿Cómo se forman las imágenes dentro del ojo?
Como elemento formador de imagen, el ojo humano está integrado por cinco superficies, entre ellas la córnea, el cristalino y la retina. La córnea y la retina son superficies refractoras, es decir, dirigen los rayos que capta el ojo hacia la fóvea localizada en la retina, que es donde se recibe la información para después transmitirse al cerebro a través del nervio óptico, situación que describe el funcionamiento de un ojo con visión normal.
Para la formación de imágenes los elementos más importantes son la córnea y el cristalino. La córnea en particular es responsable de 80 por ciento del poder refractor del ojo, esto quiere decir que es ahí donde se desvía la mayor cantidad de rayos luminosos cuando entran al ojo; mientras que el cristalino se encarga del enfoque fino.
Cuando todos esos rayos convergen sobre la retina a nivel de la fóvea (punto focal), la calidad de la imagen que se forma es la ideal; no obstante, cuando hay problemas —deformaciones— en las superficies oculares, ese punto se forma antes o después de la retina y genera problemas de visión, como miopía para el primer caso e hipermetropía para el segundo. A esta condición se agrega el astigmatismo, producido por la falta de simetría de rotación de las citadas superficies.
Un nuevo modelo adaptado al ojo del mexicano
Una de las primeras propuestas planteadas por la comunidad científica internacional fue segmentar el ojo por partes, por ejemplo, la parte central de la córnea podría ser una esfera, el punto intermedio, una parábola y la parte interior, una hipérbola o elipse. El problema para esta propuesta es que en la frontera —entre los segmentos— los valores no pueden ser escalonados.
“Imaginemos una superficie por pedacitos, pero las fronteras entre ellos no se encuentran escalonadas, así que utilizamos una de las medidas queratométricas más simples que consiste en la proyección de una serie de anillos concéntricos sobre la cara anterior de la córnea, posteriormente medimos el radio y la deformación de la superficie para determinar la curvatura para cada uno de los pedacitos que integran la córnea”. Derivado de ese trabajo, el investigador se dio cuenta que el valor de excentricidad va cambiando y con base en ello concretó un perfil que permite moverlo en forma continua.
Hacia una córnea artificial
A partir del conocimiento generado, el doctor Tepichín Rodríguez entabló una colaboración con el doctor Ángel Sinué Cruz Félix, de la Universidad Tecnológica de la Mixteca, con miras a sintetizar el perfil de la cara anterior de la córnea descrito en un material plástico.
“Queremos concretar un perfil de la cara anterior de la córnea funcional y operativo, es decir, desarrollar córneas artificiales que en el largo plazo se utilicen en seres humanos; no somos los únicos trabajando esto en el mundo, pero la ventaja que nos da nuestro modelo es que podemos reproducir perfectamente la córnea de un ojo emétrope, es decir, con un nivel de visión 20-20”.
Fuente: Agencia Informativa Conacyt