DEPORTESPORTADA

Crece la pasión por la NFL en México

Ciudad de México a 18 de noviembre de 2017.- Para hacer referencia al ascenso de los Santos de Nueva Orleans, cantaron a todo pulmón “La marcha de los santos” con su mejor imitación, aunque con acento mexicano, del cantante y trompetista Louis Armstrong.

Discutían, como fanáticos en un bar, y evaluaban quiénes eran los mejores entrenadores de fútbol americano. Intencionalmente dejaron fuera uno que está de visita esta semana: Bill Belichick.

Y, aunque eso ocurrió a miles de kilómetros al sur de la frontera con Estados Unidos, los modestos Cargadores de Los Ángeles no pudieron evitar ser blanco de burlas por no poder llenar su estadio temporal y notablemente vacío.

“Nuestros amigos del podcast podrían llenar ese estadio,” bromeó Ulises Harada.

Tal vez no se trataba de una broma por completo.

Harada es el conductor y fundador de Primero y Diez, un sitio de podcasts sobre la NFL con canciones y alocados efectos de sonido. Sus programas en línea están entre los más populares en México, lo cual refleja una devoción evidente al deporte que ha ayudado a convencer a la NFL de realizar y promover partidos aquí.

Primero y Diez comenzó como un blog en 2008, operado por Harada y un amigo, y ha evolucionado en cuatro podcasts, con doce personas en su equipo y, afirma, 1,5 millones de personas que escuchan sus programas mensualmente durante la temporada de fútbol americano.

Primero y Diez ha crecido al igual que el interés mexicano en la NFL, el cual ha sido impulsado por el juego de temporada regular realizado en esta ciudad el año pasado —el primero en México en once años— y por un enfrentamiento a efectuarse el domingo entre los Patriotas de Nueva Inglaterra y los Raiders de Oakland en el famoso Estadio Azteca, además de otro juego planeado para el próximo año.

La cercanía de México con Estados Unidos y una clase media en desarrollo con una fluida cultura estadounidense, sin mencionar los innumerables lazos por el cruce de la frontera, convierten al país en un mercado con un gran potencial para las ligas deportivas estadounidenses.

La NBA también tiene la mirada puesta en México, con dos juegos de temporada regular a realizarse aquí en diciembre y con su comisionado, Adam Silver, quien profesa su interés en agregar una franquicia en Ciudad de México. La Fórmula Uno, por tercer año consecutivo, trajo una importante carrera en octubre. El béisbol de Grandes Ligas planea realizar una serie de tres juegos entre los Padres de San Diego y los Dodgers de Los Ángeles en mayo del próximo año en Monterrey, los primeros juegos de temporada regular en México en diecinueve años.

Las ligas están descubriendo que esos grandes acontecimientos poseen un prestigio que los mexicanos, sin tomar en cuenta su nivel de interés en ese deporte, están dispuestos a pagar.

“Existe un efecto social y uno de no querer perderse el gran acontecimiento en la ciudad”, dijo Rodrigo Latorre, un analista independiente de mercadotecnia deportiva. “En ese sentido, una gran cantidad de asistentes está garantizada”.

Los boletos de ambos juegos de la NFL, en un estadio con una capacidad para 72.000 personas durante los partidos de fútbol americano, se agotaron en menos de una hora. El precio promedio de cada entrada era de 95 dólares.

En los programas de Primero y Diez, las complicadas discusiones y el debate que ocurren en Estados Unidos —sobre las conmociones, la violencia doméstica, las protestas raciales por parte de los jugadores y si el deporte está en declive— pasan a segundo plano para disecciones entusiastas sobre los pases flotados de Philip Rivers, las intercepciones de Blake Bortles y si los Carneros “pueden jugar con los chicos grandes de la Conferencia Nacional”.

“Aquí en México a la gente le gustan los deportes, pero no le gusta hablar sobre lo que rodea al deporte”, dijo Harada, de 32 años, quien trabajaba en relaciones públicas y periodismo deportivo antes de fundar el sitio para satisfacer su propia demanda de saturación de noticias y comentarios sobre la NFL.

Cuando el sitio cerró durante una semana entera en septiembre, como muestra de respeto por las 370 personas que fallecieron durante el sismo  del día 19, les llovieron las quejas.

“La gente buscaba información para hacer sus apuestas”, dijo Andrés Ornelas, de 34 años, quien realiza un podcast de apuestas para el sitio. “Dijeron que así es como pagan la renta”.

Un ambiente relajado prevalece en la apretada cabina que rentan para grabar el podcast. Una imagen en cartón de tamaño real del mariscal de campo de los Raiders, Derek Carr, estuvo esta semana en una de las paredes y durante una grabación tomaron cerveza fría mientras analizaban los partidos del fin de semana.

“Hay una gran calidad en su contenido, con muchos elementos diferentes que dan gran valor adicional”, dijo Éric Arriaga, un abogado del gobierno de 34 años que es seguidor de los podcasts. “Todo su trabajo es único y original”.

Aunque es eclipsado por la más extendida afición por el fútbol, el fútbol americano ha sido popular aquí con las ligas juveniles (algunas de ellas financiadas por la NFL), programas en bachilleratos y universidades, y equipos profesionales en desarrollo.

En una semana convencional, se transmiten nueve partidos en Ciudad de México: dos en televisión abierta y los otros por cable —en algunos casos más de los que están disponibles en la mayoría de las ciudades estadounidenses—. Como en Estados Unidos, los niveles de audiencia han caído hasta “un dígito”, dijo Arturo Olive, el representante de NFL en México.

Parte de esa pérdida, dijo, se ha compensado a través de la creciente popularidad del servicio Game Pass de la liga, el cual permite transmitir en continuo cualquier partido y Olive predice que la NFL y Televisa —la poderosa televisora mexicana que transmite los partidos de temporada regular— renovarían su contrato cuando llegue el momento en 2020.

La mayoría de los analistas cree que obstáculos logísticos y de seguridad hacen que tener aquí un equipo de forma permanente sea solo —quizá— una fantasía. La contaminación y la altitud de 2242 metros sobre el nivel del mar son desafíos lo suficientemente grandes como para obligar a que se usen tanques extra de oxígeno para los jugadores del fin de semana.

Pero la liga cosecha beneficios en tratos comerciales durante sus visitas. Olive dijo que el partido del domingo generaría ganancias para la liga, pero rechazó compartir más información.

“Por lo menos, el efecto a largo plazo de la apuesta de expansión-reubicación viajera de la NFL causará que se amplíe la huella mundial de la liga”, dijo John Vrooman, un economista de la Universidad Vanderbilt que ha estudiado la estrategia de la liga.

La NFL decidió continuar con sus partidos de temporada regular aquí después de que el Estadio Azteca, una importante sede del sóccer, fue remodelado el año pasado para su quincuagésimo aniversario, para lo cual añadió dos vestidores acondicionados para equipos profesionales de fútbol, así como mejoras en el internet y las comunicaciones para atraer el regreso de la NFL.

Los Patriotas y los Raiders son dos de los equipos más populares en México. Los Vaqueros y los Acereros lideran a la manada debido a que sus partidos fueron los primeros en ser transmitidos en el país en la década de los años setenta. Cuando se topa uno con fanáticos aquí, tienden a ser apasionados sobre el deporte.

“Puedo decirte que el nivel de conocimiento que los fanáticos tienen del juego, la sofisticación, es tan fuerte como en Estados Unidos”, dijo Mark Waller, vicepresidente ejecutivo del departamento de Internacional de la NFL. “Cuando te vuelves un fanático de un deporte en otro país, casi por definición conoces más porque tienes que obligarte a ti mismo a aprenderlo”.

Los jóvenes detrás de Primero y Diez son ejemplo de ello.

Su sitio está albergado en una incubadora para empresas emergentes en un barrio moderno, lleno de personas preparadas que tienen desde 20 hasta más de 30 años, como ellos.

Jorge Tinajero, de 41 años, un ingeniero en sistemas que es otro de los fundadores del sitio, afirma que el origen de su pasión por el fútbol americano es una tradición familiar, en su caso, de su padre, quien jugó en una universidad de México.

Tinajero jugó tochito bandera (una forma de futol americano en la cual solamente se toca al jugador y no se le derriba) cuando era un niño y recuerda haber quedado enganchado mientras miraba a John Elway en el Supertazón contra los Gigantes.

“Y entonces empecé a sufrir cada dos o tres años como los fanáticos de Broncos de hueso colorado”, dijo.

Carlos Gorozpe, de 31 años, un asesor en redes sociales y sitios web, y comentarista en Primero y Diez, dijo que a él nunca le gustó el fútbol, en vez de eso heredó el cariño por los Bills de Buffallo de un tío que amaba al equipo, así como al fútbol americano colegial en México y Estados Unidos.

“Cuando era niño, me despertaba a ver los tazones colegiales”, dijo.

Primero y Diez recibe acreditaciones como medio informativo de parte de la NFL —y Harada escribe en ocasiones artículos en español para el sitio web de los Acereros— pero de otra manera no está afiliado con la liga, y Harada dice preferirlo así.

“Me gusta la idea de independencia, tengo muchas ideas”, afirma.

Esta semana, Primero y Diez está como pez en el agua. Ha publicado una revista sobre el partido Patriotas-Raiders, llena de estadísticas, fotografías de los jugadores, una historia del estadio. Y planea programas en directo en los días previos al juego.

“No creo que los Raiders ganen este partido, pero…”, dijo Gorozpe durante una sesión de grabación, al comenzar una discusión sobre las fortalezas y debilidades de los equipos. El debate se centró, entre otros puntos, si el hecho de que los Raiders jugaron aquí el año pasado (en una victoria 27 a 20 contra los Texanos de Houston) era un bono o si lo dominante de los Patriotas y su entrenamiento de altura en Colorado esta semana les daría la ventaja.

“No sé qué harán los Raiders para detener a la ofensiva de los Patriotas”, dijo Tinajero.

Harada dio su predicción: Raiders le ganará a Patriotas 31 a 28.

Por supuesto, hizo su pronóstico con muchos fundamentos.

Fuente: nytimes.com