Zultépec-Tecoaque: a 500 años del contacto con los hispanos

Calpulalpan, Tlax.- “En 1991, en el interior de una cesta, colocada en la pirámide principal de un asentamiento prehispánico del occidente de esta entidad, fueron localizados 14 cráneos humanos que mostraban huellas de haber sido colocados en un tzompantli. Las investigaciones realizadas por la arqueóloga Ana María Jarquín Pacheco, en fuentes primarias del siglo XVI, permitieron conocer los nombres originales de ese asentamiento: Zultépec (‘cerro de las codornices’) y Tecoaque (‘donde se comieron a los señores’)”.

Así lo refiere el arqueólogo Enrique Martínez Vargas, titular del Sitio Arqueológico de Tecoaque, al añadir que tales eventos dieron la pauta para la formación de un equipo interdisciplinario que de inmediato inició la investigación trascendental de ese hallazgo histórico-arqueológico, “pues se trataba de la evidencia de la captura de una caravana de hispanos, procedente de La Villa Rica de Veracruz, ocurrida el 24 de junio de 1520.          

“En las naves se transportaron más de mil soldados hispanos fuertemente armados y con sus mantenimientos, animales de origen europeo: cerdos, vacas, caballos, borregos, cabras, gallinas, gatos y perros como animales de compañía”.

Aunado a los registros de Martínez, las fuentes del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) documentan que en este asentamiento, el cual se remonta al periodo Clásico Temprano (200-600 d.C.), fue capturada una caravana española que formó parte de la expedición de Pánfilo de Narváez, cuya encomienda era aprehender a Hernán Cortés.

Y así lo han corroborado los hallazgos de los restos óseos de hombres, mujeres y niños españoles, negros y mulatos que formaron parte de ese grupo, además de un gran número de objetos de origen europeo que traían consigo.

“Ocho meses duró el confinamiento de la caravana, tiempo en el que los nativos los utilizaron en diversos ritos y ceremonias con el fin de pedir a sus deidades las fuerzas para poder fortalecer su mundo y su realidad. Parte de los individuos fueron ingeridos por los grandes señores del asentamiento, como una forma de transmutación de energía, no como alimento.

“A principios de marzo de 1521, Zultépec-Tecoaque fue castigado y asolado por los hispanos, a manos de Gonzalo de Sandoval, alguacil mayor de Hernán Cortés, quien vengó la captura de la caravana compuesta por más de 350 personas (entre españoles, esclavos y aliados indígenas). El espacio y entorno cambiaron, el contacto trajo nuevas formas de organización social, de gobierno y de religión, y también enfermedades desconocidas para los prehispánicos, las cuales diezmaron a su población, evento que fue registrado en las fuentes primarias del siglo XVI”, apunta el arqueólogo Martínez.

Después del colapso, Zultépec-Tecoaque perdió su razón de ser, pero en el periodo Posclásico se realizaron nuevas construcciones de origen acolhua; después de varios años, la región volvió a ser paso de caravanas de comercio, ahora con destino a Texcoco, cabecera del señorío acolhua, además de convertirse en un asentamiento que controlaba la producción pulquera del valle.

El conocimiento de los restos materiales de la arquitectura y vestigios que dan cuenta de las formas de resistencia de los indígenas del lugar a la conquista de los europeos, permite visualizar la relevancia del sitio, la cual se ha enriquecido con la historia entretejida en cada una de las cerca de 20 mil piezas encontradas en los aljibes, resguardadas escrupulosamente por el arqueólogo Martínez Vargas, fiel salvaguarda de la Zona Arqueológica de Zultépec-Tecoaque, mismas que han sido motivo de exposiciones como Contacto, resistencia y muerte en un pueblo acolhua, presentada en el Museo Regional de Tlaxcala, en 2018.

Zultépec-Tecoaque es el único sitio que tiene evidencia de la presencia física de los conquistadores; “todo un contexto socio-histórico y arqueológico sin igual”, afirma el investigador. El aniversario de los hechos es hoy motivo para repensar la historia y revalorar de forma inherente el trabajo de historiadores, investigadores y arqueólogos.

En el marco de la campaña “Contigo en la Distancia”, de la Secretaría de Cultura, Martínez asegura: “El contacto con los hispanos es un evento trascendental, al cual debe darse su justa dimensión, a pesar de que las circunstancias de la pandemia actual de COVID-19, limitan el acercamiento con el testimonio tangible, la divulgación de los acontecimientos y antecedentes históricos deben ser reconocidos, pues nos hablan de un contexto real, de lo que puede suceder.

“En aquella conquista llegaron hispanos enfermos de viruela, sarampión y gripe (en diferentes momentos), propiciando pandemias, es decir, la historia de las enfermedades virológicas se repite medio siglo después y se sigue escribiendo”, concluye.

El sitio, localizado en lo que fue el área fronteriza entre la región acolhua y el señorío tlaxcalteca, fue el más importante dentro de las rutas comerciales dominadas a lo largo del tiempo por Teotihuacan, Texcoco y Tenochtitlan. La Zona Arqueológica de Zultépec- (como era llamado antes de la conquista española, según fuentes históricas) Tecoaque (nombre adherido luego de la conquista) es un lugar que, en sí mismo, rememora este 2020, los “500 años del contacto con los hispanos”.

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