Entre encuestas, portales y redes digitales oportunistas; los candidatos buscan posicionarse.

Los precandidatos de los partidos que entraran en la próxima contienda electoral a nivel estatal y nacional, buscan ganar (conforme a su estrategia) las encuestas no oficiales de portales digitales promovidas por agencias de noticias, portales de opinión o por los mismos precandidatos para promover su imagen y posicionarse ante los posibles votantes de sus respectivos distritos, municipios y entidades federativas, según sea el caso. Lo cierto es que con las restricciones aplicadas para enfrentar la pandemia del COVID19, la dinámica de interacción social analógico/digital que en las dos campañas electorales pasadas era bien usada por los partidos políticos para promover sus eventos y proyección política,  ahora se ha visto modificada y volcada más hacia lo digital que lo analógico; de manera que quien ha saltado al escenario de la contienda partidista con fuerza y cierta ventaja, han sido las plataformas digitales de noticias, portales públicos y privados de debate político y desde luego, las ahora bien ponderadas redes sociales. Sin embargo, también empieza a surgir el “detalle” técnico-social que nos da pie a preguntas nodales en este contexto, como la siguiente: ¿Hasta dónde estos nuevos procesos de hacer la política desde las plataformas digitales del internet son confiables y si de verdad logran posicionar la preferencia de un candidato sobre otro o si las encuestas (libres o pagadas con granjas de bots incluidas) son de verdad y marcan tendencia más allá del “universo digital”? Hay posibles respuestas, pero poco tiempo para analizarlas y obtener conclusiones confiables.

Ahora bien, estas nuevas formas de hacer política aún no han sido bien estudiadas desde el punto de vista sociológico y técnico-digital, toda vez que no se han generado en México suficientes estudios y secuencias matemáticas (algorítmicas) que nos permitan establecer estadísticas, indicadores y tendencias sobre este fenómeno que está modificando muchas de las viejas costumbres de hacer política. El ahora tristemente célebre confinamiento con el eslogan de “quédate en casa”, impulsó el uso de las redes, las entrevistas, seminarios y mesas de análisis vía live stream por Zoom, FB o Skype, lo que dinamizó una manera de hacer política que en el contexto social normal ya era de uso común desde hace 15 años, pero no había alcanzado los niveles de expansión y uso que se ha dado con la pandemia. Es claro también, que la utilización de las nuevas herramientas digitales del internet para posicionar candidatos en la preferencia de los sectores sociales más vulnerables y con rezagos críticos de desarrollo está muy cuestionado, ya que el acceso a la digitalización implica varias condiciones y recursos con los que la mayoría de la gente del país no cuenta, aun con el auge y accesibilidad de los celulares inteligentes. La conectividad cuesta y cuesta mucho dependiendo de lo que se requiera.

Luego entonces, ¿Se le puede apostar todo a las redes? ¿El Efecto AMLO que lo llevó al poder en las presidenciales pasadas, será de nueva cuenta decisivo para los candidatos, en especial para los de MORENA? Creemos que no del todo, si bien los técnicos digitales y operadores de portales y redes, etcétera, han aprendido mucho en este año pasado reciente de cómo operar con cierta eficiencia en el contexto de las contiendas electorales que se desataran prácticamente en todo el país. Aún hay mucho por aprender para hacer más eficaces los servicios digitales, toda vez que hay mucho oportunismo, piratería, robo de notas y derechos de autor, así como charlatanería digital improvisada que aprovechando la coyuntura se le vende a los candidatos a precio de oro, cuando en realidad no tiene ni la calidad de contenido ni una presencia competitiva en medios digitales de prestigio, tanto por su trayectoria profesional como por su alcance orgánico.

La recomendación para los operadores políticos y para los coordinadores de los equipos técnico-políticos de los partidos y candidatos, sería no dejarse engañar por pseudo periodistas o por portales de noticias improvisados que no tienen una razón social reconocida ni trayectoria en los medios digitales.

La coyuntura política abre la puerta al oportunismo. Verificar la identidad de los reporteros, de los periodistas y su trayectoria es clave para “abrir la casa” a alguna entrevista, reportaje o nota de cualquier evento. Los falsos e improvisados son muchos, los piratas también, así que se debe tener cuidado con los portales que sólo trabajan desde la plataforma del face book con notas robadas de portales legítimos, o con las lastimosas fake news que además de dudosas o abiertamente falsas, su calidad de redacción es pésima.

“A río revuelto ganancia de pescadores”, esperemos la llegada de más “reporteros” y “periodistas” o “influencers” hechos al vapor para estas nuevas contiendas electorales que se avecinan a lo largo y ancho de todo el territorio nacional.                                                               

Jarco Amézcua-Luna        01/03/2021

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