Ciudad de México. 31 de diciembre de 2018.- En el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ), la estudiante de doctorado Andrea Sánchez Navarro encontró en la proteína serpina3k una alternativa de biomarcador que permite la detección de la enfermedad renal crónica en etapas tempranas.
La investigadora ha desarrollado un modelo animal con ratas que permite la clasificación de aquellos que tienen enfermedad renal crónica con los que no la tienen, a través de la evaluación de la proteína Serpina3k en la orina, uno de los principales síntomas del desarrollo de dicha enfermedad, además funge como un método no invasivo para la evaluación de daño en el tejido del riñón.
Asimismo, el método también ya ha sido probado clínicamente en colaboración con expertos nutricionistas, que utilizan muestras de pacientes con nefritis lúpica para realizar esta detección.
En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, la investigadora explicó la importancia de este descubrimiento para el futuro de los diagnósticos de enfermedades renales, el cual le ha valido el reconocimiento del Premio Nacional de la Juventud 2018 por su artículo A novel role of urine serpina3k in the recognition of kidney diseases, próximo a publicarse en la revista Scientific Reports.
Proteínas en la orina
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la enfermedad renal crónica (ERC) es el síndrome clínico que resulta de la pérdida progresiva e irreversible de la estructura y función renal.
En este sentido y a través de la técnica de espectrometría de masas empleada en un modelo animal, la especialista y su equipo de trabajo evaluaron qué proteínas se encontraban en la orina de los animales, dando como resultado un común denominador de altas concentraciones de la proteína serpina3k.
“Nos dimos cuenta que esta molécula aparecía en las etapas más tempranas de alteraciones estructurales del riñón, lo que nos indicó que podría ayudarnos a detectar esta enfermedad antes que los métodos tradicionales”, explicó.
Actualmente, existen métodos para diagnosticar enfermedad renal crónica como la evaluación de la creatinina y, en algunos casos, la biopsia; sin embargo, esta última es una técnica invasiva y con recuperación dolorosa para el paciente.
De acuerdo con Andrea Sánchez Navarro, las alteraciones estructurales del riñón que menciona la OMS están relacionadas con la fibrosis renal y es un punto de atención especial, ya que el método de evaluación de creatinina se altera cuando el riñón ya está dañado, y este deterioro es el que quieren evitar con dicho proyecto.
“Queríamos tener un método que nos permitiera anteceder a este parámetro para detectar a los pacientes —en este caso animales— con enfermedad crónica en estadios tempranos”.
Así, observó que la proteína serpina3k funcionó eficientemente midiendo las concentraciones en la orina, pero también notó que se sobreexpresaba en el mismo riñón, lo que sugiere que es un mecanismo de mediación del daño que se produce.
Molécula aún en estudio
De acuerdo con la especialista, la molécula serpina3k es una proteína que ya ha sido estudiada en otros tejidos y se ha descrito como antiinflamatoria a nivel sistémico y con funciones antifibróticas, pero aún se desconoce su papel específico en el riñón.
Con la información necesaria al alcance, las pruebas clínicas se elaboraron en colaboración con expertos en nefrología a pacientes con nefritis lúpica, la cual es una enfermedad autoinmune que afecta particularmente el riñón y solo se diagnostica mediante biopsia.
“Desde el momento en que empezamos a analizar a los pacientes con y sin este padecimiento, encontramos en algunas muestras niveles elevados de esta molécula, mientras que los voluntarios sanos no tenían presencia de dicha proteína”.
Esto significó que en pacientes sin diagnóstico oficial de disfunción renal, la presencia de la proteína en la orina era indicativo de alteración en la estructura renal sin la necesidad de realizar una biopsia.
Actualmente, las evaluaciones las han realizado con densitometrías y kits de ELISA, que son herramientas de estudio a base de placas de medición a través del color que tome la muestra; sin embargo, buscan que este método evolucione a una vía de diagnóstico por tiras reactivas que permita hacer evaluaciones más rápidas.
Patente en trámite
Todo este proceso de investigación se ha llevado a cabo con la asesoría de la doctora Norma Bobadilla Sandoval, quien es especialista del Departamento de Medicina Genómica y Toxicología Ambiental del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM.
Tal asesoría y los resultados obtenidos han llevado a solicitar la patente de este trabajo que, en el futuro, se pretende pueda ser utilizado en beneficio de los pacientes.
“La idea es que si puedes detectar la ERC de forma más temprana, cuando todavía no hay tanto daño estructural o que este apenas comienza, puedes incidir. Porque el tejido puede conservarse y la idea de esta molécula es la prevención para que los pacientes no lleguen a una fase de insuficiencia”.
La investigadora explicó la necesidad e importancia del financiamiento, pues se trata de un proyecto prometedor en el mundo del diagnóstico médico, y evolucionar el trabajo en las siguientes etapas a un método más eficiente de detección, beneficiaría a miles de mexicanos con esta enfermedad.
Fuente: Agencia Informativa Conacyt