A 30 de marzo del 2018.-La categoría de Parque Nacional al Archipiélago de Revillagigedo da respiro al carismático e inocuo pez.
Lenta y rítmica, en aguas próximas al archipiélago Parque Nacional Revillagigedo, como una gran sombra se desplaza la manta gigante, un enorme pez color negro con parches blancos en hombros y vientre, cuerpo aplanado y amplias aletas pectorales en forma de triángulo que le dan aspecto de diamante negro.
Mariposa de mar o manta voladora, como también se le conoce, la manta gigante (Mobula birostris) es una curiosa e inocua criatura que navega en promedio a 120 m de profundidad y es miembro de la familia de los elasmobranquios (rayas y tiburones).
De piel áspera cubierta por un mucílago protector, una manta gigante mide hasta nueve metros entre sus aletas, y puede pesar más de dos toneladas. Es de estructura cartilaginosa, carece de nariz y su boca aparece en la parte frontal de una cabeza extremadamente ancha que guarda el cerebro más grande de los peces.
La carismáticas mantas gigantes constituyen un gran atractivo para el turista de alto nivel económico en costas de Estados Unidos, Japón, Egipto, islas Azores, Perú, Uruguay, Nueva Zelanda, Sudáfrica y México.
Llegan solas o en grupo a comederos de plancton, y se nutren también de pequeños peces en costas productivas como las del Archipiélago de Revillagigedo, donde turistas e investigadores se zambullen para avistar al pez de cola corta sin aguijón venenoso.
Este Archipiélago ha sido refugio de la manta gigante por su aislamiento geográfico, ya que de Cabo San Lucas o San José del Cabo, Baja California Sur, los puntos continentales más próximos, a 400 km, se llega tras 24 horas o más de viaje en barco.
Entre la fauna marina espectacular, la manta gigante se lleva las palmas porque ha probado su inteligencia, memoria, inocuidad y empatía con los buzos, a quienes se acerca a escasos centímetros en medio del excepcional sitio marino.
De 2013 a 2014 más del 50% de los turistas extranjeros visitaron el Archipiélago de Revillagigedo solo para nadar con la manta, y los 3 mil buzos que llegaron en 2015 aportaron 14 millones de dólares, lo que refleja el alto el valor económico de una especie que por individuo genera un millón de dólares a lo largo de 50 años de vida.
Especie amenazada, una hipotética desaparición de la manta gigante acabaría en tres meses con el boyante negocio, indeseable escenario que no deja de preocupar porque la amenaza proviene del desconocimiento de una especie considerada un diamante en bruto. La categoría de Parque Nacional otorgada al Archipiélago de Revillagigedo da respiro a esta joya natural del planeta que debemos preservar.