Los árboles más longevos de México

Bosques y selvas forman parte de la identidad y cultura de México, al ser nuestro país una de las naciones con mayor diversidad biológica en el mundo.

Los árboles no son la excepción, en nuestro país existen especies que viven cientos o miles de años en zonas boscosas remotas.

Entre los árboles longevos se encuentran algunos especímenes con características sobresalientes, con esperanza de vida muy superior al promedio.

Los árboles centenarios o milenarios se encuentran principalmente en áreas naturales protegidas, zonas rurales o predios particulares donde los ejemplares han sido conservados porque tienen algún valor sentimental que los liga con sus propietarios o con la comunidad.

La mayoría de estos árboles crecieron en condiciones de escasa fertilidad, muchas veces situados en sitios con vientos frecuentes e intensos y dependientes del agua que se almacena por las lluvias, aun así son grandes guerreros que logran sobrevivir.

Ahuehuete

El ahuehuete es la especie más longeva de México, se ubican especímenes que llegan a vivir entre mil 500 y 2 mil años.

Es conocido en algunos estados de la República como sabino, viejo del agua y ciprés de Moctezuma.

Su nombre en lengua náhuatl signifi­ca el viejo del agua o junto al agua, ya que crece especialmente cerca de los ríos.

Habita en zonas pantanosas, en las orillas de ríos y arroyos donde la base de los árboles se encuentra sumergida la mayor parte del año. Vive en altitudes de entre 300 y 2 mil 500 metros con clima cálido y semicálido.

Árboles longevos

Después del ahuehuete, el abeto (Pseudotusga menziesii)  y el pino (Pinus hartwegii) son las especies más longevas del país.

Forman parte de bosques de coníferas y se han localizados en sitios remotos y escarpados de difícil acceso para el ser humano, situación que ha permitido su sobrevivencia.

Estos individuos se encuentran en las Sierras Madre Occidental, Oriental y el Eje Neovolcánico, y se calcula que su edad supera los 600 años de edad.

Otros pinos de las especies  Pinus cembroides, Pinus pinceana, Pinus culminicola y Pinus lumholtzii, localizados en sitios muy secos alcanzan o superan los 300 años.

Estos árboles tienen en su interior historia, pues de ellos se pueden obtener datos de cómo fue el clima en otras épocas.

Los árboles que viven más años han crecido en los climas más fríos o en los más secos, estas condiciones les obligan a evolucionar para poder sobrevivir.

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