En ocasiones queremos sexo y en ocasiones no
A veces, cuando una pareja lleva un buen tiempo se asume que el sexo siempre va ser bienvenido, que siempre están disponibles para satisfacerse. Pero no. Esa idea de complacer a la pareja en todo tiempo es una gran mentira y esta solapando violaciones.
Tener una novia o un novio no garantiza sexo a la orden del día. Nuestra pareja no siempre va tener las mismas ganas que uno al mismo tiempo. Tener sexo siempre debe de ser un acuerdo, claro y directo.
Decir que sí una vez no significa que dimos el sí para todas las siguientes. A diferencia de lo que nos han enseñado, el sí no es para siempre y debemos de poder sentirnos libres para decir no cuando no tenemos ganas. Está permitido decirlo a medio acto si eso es lo que estamos sintiendo. En ningún momento estamos obligados a tener sexo. Si tu pareja te presiona, lo hace ver como la muestra de amor y como obligación deberías de repensar tu relación.
Repensar también la situación legal. Tener sexo con alguien que no quiere tenerlo, sea pareja o novia o esposa, es en realidad un delito. Si el sexo no es consensuado es violación. En países como Suecia se penalizó la violación dentro del matrimonio en 1965 o Inglaterra desde 1991. En Guatemala, una violación es un delito, es un acto de dominación.
Esta palabra por mucho tiempo ha significado violencia, golpes y gritos. Pero muchas veces estas cosas no suceden y aún así es un abuso. Una relación sexual llena de besos y caricias puede ser una violación para la persona que no quiere tener sexo.
Y no tiene por qué ser así. Hay muchas formas de tener intimidad que no involucran la imposición o la penetración. Si tu pareja prefiere solo besos, está en todo su derecho. No siempre tienen que terminar en sexo. La comunicación es indispensable en una relación. Ponerse de acuerdo para tener sexo es indispensable.
Los momentos de intimidad no se dan como los vemos en las películas, no caen del cielo, no empiezan con simples besitos y no es un arrancón de sensualidad telepática.
Hablemos, seamos claros y respetemos nuestros cuerpos. No presionemos, no obliguemos y no pretendamos saber qué piensa la otra persona. Digamos no cuando no y digamos si cuando sí. Ser ambiguo no es sexy. Ser directo o directa es empoderarse.
No le tengamos miedo al rechazo, eso se supera. Una violación deja heridas profundas.
La mejor vida sexual que podemos tener es la que es respetada. Y, les aseguro: los mejores orgasmos son los consensuados.
Fuente: nomada.gt