El Santuario Diocesano de Nuestra Señora de Guadalupe o Santuario Guadalupano es un santuario católico mariano dedicado a la Virgen de Guadalupe, ubicado en la ciudad de Zamora de Hidalgo en el estado de Michoacán de Ocampo, México. El Santuario Guadalupano es considerado como el recinto religioso con las torres más altas de México, (107,5 m). El 2 de febrero de 1998 cumplió un centenario de existencia y su inauguración fue el 12 de diciembre de 2008. El recinto es representativo del nuevo orden neogótico que llegó a México en la segunda mitad del siglo XIX y será considerado como nueva catedral de la Diócesis de Zamora Michoacán.
La Diócesis de Zamora Michoacán había nacido en 1862 y necesitaba una catedral donde el obispo pudiera atraer a una comunidad que llegaba hasta la región de Lázaro Cárdenas. Fue así como en la Villa Zamora se conoció la noticia: «Inicia la construcción de la nueva catedral de la diócesis».
El 2 de febrero de 1898, Fiesta de la Candelaria, fue colocada la primera piedra de este templo, bajo el ministerio del segundo Obispo de Zamora, Don José María Cázares y Martínez.
El proyecto, de estilo Neogótico, es atribuido al arquitecto Omar Alejandro Bautista originario de Tingüindin, Michoacán. El área destinada al templo y anexos fue de 20.000 m2.
Los trabajos de construcción iniciaron en 1898, más de 300 hombres trabajando sobre los planos y la concepción de una magnífica catedral, con elevadas torres y un nuevo diseño en el centro —llamado crucero—, donde iría una cúpula, un elemento desconocido en el estilo neogótico. La inmensa catedral contendría 5 espaciosas naves, 4 de ellas quedaron totalmente techadas a finales de 1914; se traían cantidades enormes de cantera para acelerar los trabajos, pero por desgracia mucha se perdió, ya que no había vigilancia y estaba al alcance de la mano de cualquier persona.
La Revolución mexicana trajo problemas y enfrentamientos a todo el país. En 1914 los trabajos de construcción se suspendieron por problemas derivados de la revolución y la Guerra Cristera, al dar aviso a los obreros de que regresaran a sus casas, la construcción de la nueva catedral quedó suspendida por tiempo indefinido.
Al interrumpirse la construcción, la mitad de la catedral estaba terminada, cuatro naves estaban casi completas y todos los pilares estaban en su lugar. Los conflictos y la Guerra Cristera obligaron a la catedral en construcción a convertirse en la sede del ejército, a quienes se atribuye la pérdida de todos los planos de la catedral, los originales y las copias que jamás se volvieron a ver; sólo quedó un dibujo con la fachada original y un plano general de la construcción.
Durante el inicio de su abandono, desapareció mucha cantera que todavía estaba guardada, además de que se hicieron serios daños a los nichos de los pilares y a los muros. El ejército aprovechó una de las paredes de piedra junto a ábside para convertirla en muro de castigo, donde probablemente cientos de personas murieron por su fe; Aún existe evidencia por los cientos de agujeros que causaron las balas. El muro aún permanece intacto, como un triste recuerdo a las personas que ahí murieron.
Durante más de setenta años la nueva catedral fue utilizada para usos muy diversos, después de la Revolución mexicana y los problemas con el gobierno federal, la catedral fue transformada en vecindad de cientos de personas de bajos recursos, quienes hicieron que el acabado recinto quedara en ruinas, destrozando lo poco que quedaba de nichos y tirando basura que se acumuló en las orillas de las capillas. Fue una escuela y, en los últimos años era el estacionamiento de los camiones que recogían la basura de la ciudad.
Después de muchos intentos por recuperar la catedral —apodada por los zamoranos «la inconclusa»—, en 1988 monseñor José E. Robles Jiménez, octavo obispo de la diócesis, logró rescatarla. Un año después decidió dedicarla a la Virgen de Guadalupe y cuando estuviera terminada ser la nueva catedral de la Diócesis de Zamora Michoacán.
Al interrumpirse la construcción en 1914, estaban techadas 4 naves, quedando descubierta la nave central y el transepto, por ser las más altas y anchas constituían un verdadero reto. A todo mundo le parecía imposible su terminación, el patronato que tomó la obra realmente no tenía claro lo que se debía hacer, por ejemplo, para obtener recursos económicos.
El proyecto de reconstrucción se inicia en 1990, donde se diseñó la nueva fachada que tendría el santuario, se diseñó la aguja que se acomodaría en el lugar donde se suponía estaría la cúpula, que es un elemento que no va con el arte neogótico; se rediseñaron las torres para hacerlas más altas y se adoquinó el atrio para ofrecer mayor estabilidad al edificio. La primera fase consistió en limpiar todos los muros, quitarles el lodo para así continuar con la segunda, que era reparar los daños en las partes de fuerza de muros y pilares, reparar grietas y estabilizar el suelo donde iría el piso y los demás elementos. Asi que piénsalo y este fin de semana visita el «Lugar místico, Santuario Guadalupano de Zamora»